El otro Tom, dirigido por Laura Santullo y Rodrigo Plá, explora el exceso de medicación en los niños actuales
«El otro Tom» es una cinta en la que se puede ver un problema social que explora un tema de gran importancia actual: los niños que son diagnosticados con superficialidad con síndrome de déficit de atención y sus consecuencias.
Dentro de las capas de profundidad del filme, también está otro tema, el de la figura de un Estado demasiado presente y que se puede tornar incluso invasivo como el de Estados Unidos, pues la cinta está rodada en su mayoría en El Paso, Texas.
Acerca de ello, los directores Rodrigo Plá y Laura Santullo hablaron con EL UNIVERSAL en la Terraza de la Biennale.
“En nuestras películas anteriores como La zona o Un monstruo de mil cabezas siempre nos habíamos ocupado de la figura del Estado ausente, de ese Estado que no está para impartir justicia, ni para mediar entre los ciudadanos. Pero de pronto nos empezó a interesar lo contrario: ‘¿qué pasa cuando el Estado es tan fuerte que termina interviniendo en la vida privada?’ Nos interesaba también abordar esto. No está en primer plano, pero sí es una parte importante de la película”.
Lo curioso de la cinta es que el guión y la novela se fueron construyendo al mismo tiempo.
“Podríamos decir que la novela adapta el guión, avanzó más rápido, aunque luego fue más fácil publicar la novela”, explicó Santullo, autora y codirectora.
Para los cineastas, el centro del filme era hablar sobre cómo las personas no pueden encasillarse ni clasificarse.
“Ese fue uno de los grandes esfuerzos: romper la idea de que las personas pueden ser una sola cosa y cómo la identidad del ser humano se conforma de múltiples asuntos”, concordaron.
En «El otro Tom» también se pueden ver los argumentos de las personas que están a favor de la medicación.
“Hay gente que está convencida de que les hace bien y es real. Por eso colocamos distintos puntos de vista entre los maestros, los médicos, etcétera. Nos gusta trabajar desde la ambigüedad porque no todo es blanco y negro. No son malos ni buenos. Son simplemente personas”, apuntaron.
El padre ausente también es importante en este filme.
“En las evaluaciones no entra nunca en la ecuación que el padre nunca está y eso claro que tiene una incidencia en el comportamiento del niño. ¿Por qué nadie en el diagnóstico se pregunta eso? Esos elementos nos interesaban para resaltar la idea de cómo el diagnóstico no se ocupa de las personas en su totalidad y les coloca un rótulo”, resaltaron.
En «El otro Tom» hay muchas escenas que no son lo que aparentan, porque nos les gustaba jugar con el hecho de que las cosas no son lo que parecen y hay que mirar dos veces, agregaron.
Trabajar con no actores fue un proceso que se dio sobre la marcha, según contaron.
“Íbamos a llevar a actores profesionales desde la Ciudad de México hasta El Paso, pero cuando empezamos la investigación, nos dimos cuenta de lo enriquecedor que era la comunidad en la que íbamos a rodar porque es gente que vive en el borde, que no tienen etiquetas. Así que tomamos la decisión de mejor buscar personas cuyas vidas orbitaran alrededor de los personajes que habíamos escrito y así es como encontramos al niño y a la madre que nos parecieron de una fuerza interpretativa maravillosa”.
Los realizadores también se acercaron a escuelas, a doctores de la zona y al final todos los que aparecen en la cinta: profesores, médicos, e incluso la gente de los servicios sociales son personas que se dedican a eso.