Artículo publicado por Alejandra Musi en El Universal.
18 de mayo de 2022. Uno de los despliegues más espectaculares en las alfombras rojas de Cannes fue sin duda el de la Premiere de Top Gun: Maverick en la que estuvo presente Tom Cruise acompañado por todo el equipo del filme como Jennifer Connelly y el director Joseph Kosinski. Es bien sabido que Cruise se entrega a sus fans y a diferencia de la mayoría de estrellas que intentan esquivar a los cientos de personas que se arremolinan y esperan durante horas al pie de la escalinata roja, Tom, nada más bajarse del Mercedes Benz oficial en la entrada al Teatro Lumiére, dedicó más de diez minutos a firmar todos los autógrafos posibles en las camisetas, carteles, gorras y demás objetos fetiche que sus seguidores le presentaban entre empujones. Después de las decenas de selfies, apretones de manos y sonrisas repartidas Cruise fue llamado a la alfombra roja por las personas de seguridad que sabían que se hacía tarde para el momento más esperado del día. Para muchos era una sorpresa, otros habían escuchado el rumor. Para Tom y la gente del Festival una obra de ingeniería pues todo estaba programado para que a las siete de la tarde en punto, cuando Cruise estuviera en lo más alto de las escaleras míticas del Festival surcaran por los aires los aviones acrobáticos de la armada francesa que sólo se despliegan en ocasiones patrias como lo es el 14 de julio, el día nacional de Francia. Había personas en los techos de los edificios aledaños, fotógrafos en lugares imposibles, cientos de personas apretujadas detrás de las vallas esperando el momento triunfal. Tampoco faltaron los francotiradores a ambos lados del Teatro luciendo sus metralletas sin pudor con un despliegue de seguridad digno de un mandatario. Tras las dos vueltas que dieron los aviones a lo largo de la Croissete y el Palacio del Festival dibujando el cielo de la Costa azul con los colores de la bandera francesa: azul, blanco y rojo, Tom y su delegación presentó la esperada secuela. Horas antes, en una sala Debussy en la que estaban llenas sus 1000 butacas, Cruise dio una charla de una hora para hablar de su carrera. Aún después de que comenzara el evento se estima que más de 300 personas que no lograron entrar se quedaron esperando un milagro de último minuto. Dentro, se proyectó un montaje con escenas emblemáticas de la extensa filmografía del actor que a sus 60 años cuenta con 49 filmes y ya tiene 4 en producción. La estrella, vestida toda de negro, después de agradecer los aplausos y el tributo que el Festival le dedicó, se enfocó en hablar de cómo sus primeros pasos en el cine lo forjaron. “Fui un niño que creció con el sueño de hacer cine, de ser actor, de comprender todo lo que hacía que una película fuera buena y que implicara a las audiencias. Antes, vendí coches de casa en casa para ganar dinero y poder ir al cine. Me preparé muchísimo a pesar de no haber ido a una escuela fílmica. Pero cuando llegó mi oportunidad yo había visto cientos de películas, sabía cómo estar en un rodaje y lo que se necesitaba de mí. Fue así como en mi segunda audición conseguí mi primer papel”, dijo desde el primer minuto y no dejó de ahondar en la idea de cómo para él todo se resume en su obsesión por aprender al milímetro cada engranaje de una película y en que ahí está la clave de su éxito. Confirmó que suele presentarse en las salas de cine para hablar con las personas que trabajan ahí, (los que hacen las palomitas, quienes venden los tickets), y animarlos a seguir luchando por la gran pantalla. Aseguró que nunca hará una película para una plataforma, “nunca, nunca, es un no definitivo” y recordó cómo hace muchos años, cuando comenzaba a ser famoso, exigía que sus presentaciones se hicieran siempre en las salas y su lucha por fomentar que se abran más teatros alrededor del mundo. Insistió en cómo viajar a cada uno de los rincones del planeta para presentar sus creaciones es parte vital de su trabajo porque se le va la vida en conocer qué es lo que interesa a otras culturas, cuáles son las historias que permanecen, “porque no quiero hacer películas para triunfar en la taquilla un fin de semana sino que sean obras que perduren”. Ahondó en su curiosidad por explorar todos los géneros cinematográficos y saber cómo funcionan. Fue una charla calculada, apasionada pero distante porque no hubo ningún asomo de emoción que no fuera relacionado con el hacer cinematográfico. Con Tom Cruise nadie se atreve a rascar más allá de lo que está plasmado en el celuloide y a diferencia de otras estrellas que aprovechan estos encuentros para mostrarse más humanos, la estrella americana no abrió la puerta de los afectos más que para revelarse como un obsesionado del Séptimo Arte y un profesional intachable.