El séptimo arte ahora une a todos los artistas del recinto que abrió su renovada ala oeste esta semana; el objetivo es crear un diálogo más cercano con los visitantes
Tras cinco años de obras y planeación, el “nuevo” MoMA por fin abrió las puertas de su ala oeste al público esta semana con una renovación revolucionaria, en donde el prestigioso museo de arte moderno le da un espaldarazo al cine convirtiéndolo en uno de los grandes protagonistas del recinto y en el hilo conductor de sus instalaciones y salas.
Incluir el archivo fílmico en todas las exhibiciones fue una discusión larga y con mucha reflexión, pues a los curadores y directores del MoMA les llevó más de 10 años tomar la decisión y hacerla posible, aseguró a EL UNIVERSAL Sophie Cavoulacos, asistente en la curaduría fílmica de la institución, en la que a partir de ahora todas las instalaciones tienen una pantalla que proyecta una obra elegida por el Departamento de Cine que cuenta con un archivo de más de 2 millones de fotogramas.
Con este proyecto, el famoso museo neoyorquino apuesta por un diálogo más humano y cercano con el espectador.
Al recorrer los espacios del MoMA renovado, que abrió el pasado lunes 21 de octubre, se pueden apreciar fragmentos de filmes que los curadores consideran precursores de las redes sociales y que muestran diferentes escenas, desde la vida cotidiana hasta películas como la cinta muda de 35 milímetros transferida a video Anemic Cinema (1926), de Marcel Duchamp, o las realizadas por Andy Warhol.
“Las películas de Warhol como Blow Job (1964), Kiss (1964) y Sleep (1963) sin lugar a dudas son el verdadero tesoro que el MoMA posee de este artista”, apuntó Rajendra Roy, curador del proyecto y quien agregó que la revitalización del museo responde “a una nueva era en donde no tenemos que golpear a la gente en la cabeza para que entienda que toda la colección que se ve en las salas está relacionada y se comunica de forma interdisciplinaria”
OBJETIVO DEL SÉPTIMO ARTE
Es precisamente a través del séptimo arte con el que el MoMA ha buscado acercar a las personas a un diálogo más vivo y humano con el espectador. Un oportuno golpe en la mesa con el que esta prestigiosa Institución le dice al mundo que apuesta por el futuro del cine tan cuestionado hoy en día.
“Somos optimistas y creemos que la gente no dejará de ir a las salas y de encontrar el valor que hay en esta forma de arte que es más importante que nunca en una sociedad que se ha vuelto tan
visual y que está en continuo movimiento”, remarcó Sophie, quien también explicó que los filmes proyectados en el centenar de pantallas instaladas a lo largo de todas las exhibiciones irán rotando y cambiarán cada seis meses.
Todos ellos estarán siempre en comunicación y harán referencia, de alguna forma, a las obras de la sala y lo que se busca con esto es darle al espectador la oportunidad de experimentar las creaciones desde diversas perspectivas y a través de distintos estímulos.
Cabe destacar que el MoMA cuenta con un interesante archivo de cine mexicano que también buscará ser incluido en las instalaciones y curaduría de las exhibiciones en algún momento, aseguró Cavoulacos.
MÁS ESPACIO EN LAS GALERÍAS
La renovación y expansión del Museo fue diseñada por Diller Scofidio + Renfro (también responsables de la remodelación del Lincoln Center de Manhattan y del High Line —el parque elevado creado en las antiguas vías del tren al oeste del downtown—) en colaboración con Gensler. Considerando que el museo está en pleno corazón de la ciudad de los rascacielos, el esfuerzo que se ha hecho para ganar más espacio es encomiable, pues la superficie para las galerías se ha incrementado 30% permitiéndole al museo exhibir más arte en nuevas e interdisciplinarias formas, pero conservando su acervo histórico y sus obras más famosas.
Es decir, que La noche estrellada (Van Gogh), Las señoritas de Avignon (Picasso), El baile (Henri Matisse), La persistencia de la memoria (Dalí), One (Jackson Pollock), Interior holandés (Miró), La lata de sopa Campbell (Warhol) o Los amantes (Magritte), por mencionar sólo a algunas de las obras maestras, siguen ahí pero en salas distintas y creando nuevos diálogos con las creaciones vecinas.
A LA CONQUISTA DE NUEVAS GENERACIONES
El nuevo diseño también logró optimizar los espacios para hacerlos más flexibles y poder contar con una tecnología más sofisticada. Se puede decir que es un MoMA más abierto, más luminoso, recreativo y pensado para poder conquistar a las nuevas generaciones acostumbradas a la simultaneidad de temas.
Una de las propuestas más interesantes es el laboratorio creativo (Creativity Lab), un espacio diseñado para invitar a los visitantes a conectar con el arte y explorar nuevas ideas a partir de la experiencia de la propia creación. En él se pueden hacer diversas manualidades, como tejer, escribir, leer o simplemente observar el bullicio de las calles neoyorquinas desde sus enormes ventanales.
Marie-Josée and Henry Kravis Studio es otro nuevo espacio dedicado a los performances en medio de la colección permanente, con un programa que cambiará cada mes; son 2 mil pies cuadrados que convierten a este lugar en el primero dedicado a estas actividades y completamente integrado en un museo desde su galería central.
En este espacio del museo, la danza, la música y los trabajos sonoros conectarán con las historias de arte moderno y contemporáneo de las galerías a su alrededor. La primera obra representada es Rainforest V, de David Tudor, que es una escultura sónica.
OBRAS COMISIONADAS Y UNA NUEVA ADQUISICIÓN
Entre las novedades que los visitantes podrán encontrar están las obras comisionadas a artistas como Kerstin Brätsch (Alemania, 1979), Goshka Macuga (Polonia, 1967), Yoko Ono (Japón, 1933), Philippe Parreno (Francia, 1964) y el diseño colectivo de Experimental Jetset. También se exhibe el trabajo a gran escala de Haim Steinbach, Hello again (2013), que el museo adquirió para esta reapertura y que se instaló en el lobby principal como parte de la idea de incorporar el arte contemporáneo a los espacios públicos.
Desde su fundación en 1929 como una institución educativa, el MoMA se ha enfocado en ser el museo puntero de arte moderno del mundo y es por ello que las renovaciones han sido algo constante e imprescindible desde su creación.
Philip Johnson, Yoshio Taniguchi, Jean Nouvel son arquitectos que han dejado huella en el edificio que antes era un palacio donde nació David Rockefeller, el hijo de Abby Aldrich Rockefeller, cofundadora del museo. Y desde que abrió sus puertas en 1939, en el 11 West de la calle 53, el museo no ha cambiado su dirección y se ha convertido en centro neurálgico de la ciudad con la que dialoga y se retroalimenta.
EL ENORME ACERVO
La colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York se ha convertido en una de las más importantes del mundo. Actualmente cuenta con aproximadamente 200 mil pinturas, esculturas, dibujos, impresiones, fotografías, modelos arquitectónicos, objetos de diseño, filmes, etc.
Se dice que es imposible saber cuántas de las obras que posee aún no han sido expuestas. La librería y los archivos del museo contienen la mayor concentración de material de investigación de arte moderno en el mundo y cada departamento de curadores mantiene abierto un centro de estudios disponible para los estudiantes e investigadores.