Nota publicada por Alejandra Musi en el periódico El Universal.
18 de mayo de 2022. Cuando Tom Cruise, rodeado por el equipo de la cinta Top Gun: Maverick y la delegación del Festival de Cannes llegaron a lo más alto de las míticas escaleras rojas del Teatro Lumiére a punto de presentar la esperada secuela el cielo de Cannes se pintó con los colores de la bandera gala (azul, blanco y rojo) que los aviones acrobáticos de la fuerza aérea francesa arrojaron mientras recorrían toda la Croissete y sobrevolaban el Palais del Festival en dos ocasiones.
Desde la mañana empezaron a correr los rumores de que todo estaba planeado al milímetro para que esto ocurriera generando furor entre las personas, pues este despliegue sólo se realiza en las fiestas patrias más importantes del país como lo es el día nacional de Francia, el 14 de julio.
Había gente en los techos de los edificios aledaños, fotógrafos en lugares imposibles y un despliegue de seguridad con francotiradores y metralletas listos para apagar cualquier imprevisto.
Tom Cruise, que antes había dado una charla en la Sala Debussy a la que acudieron mil personas y se quedaron fuera cientos más, dedicó todos los minutos posibles a estar con sus fans, firmar toda clase de objetos fetiche que le presentaban y hacerse selfies con los admiradores que lo habían esperado durante horas en las vallas que separan la alfombra roja del público.
Más tarde, tras la proyección de la cinta Top Gun: Maverick, la estrella recibió una ovación de pie de más de cinco minutos y una Palma de Oro de honor sorpresa.