Crónica publicada en El Universal.
Cannes, 27 de mayo de 2022. A sus 53 años Javier Bardem está en su mejor momento. Y eso se notó en la charla de más de hora y media que dio en el marco del Festival de Cannes y en la que el actor, vestido todo de negro llegó con gran energía a la Sala Buñuel. Fue generoso en anécdotas, no dudó en hablar de todos los tópicos posibles incluyendo cómo, durante el rodaje de Vicky, Cristina, Barcelona él y Penélope se dieron un beso para una toma, “y de pronto me di cuenta de que estaba durando mucho y que seguíamos y seguíamos y seguíamos. Se sentía muy bien. Y cuando terminamos y miramos alrededor nos dimos cuenta de que ya no había nadie en el set (…) Cuando Penélope y yo nos casamos tiempo después, el pietaje de ese beso fue el regalo de bodas que nos mandó Woody Allen”, contó de una escena que por cierto, nunca salió en la película según aseguró la estrella que fue recibida entre efusivos aplausos y que mantuvo la electricidad de la sala hasta el último minuto.
Javier ha pasado por todo en los últimos años y eso se refleja en la humanidad con la que habla. Desde perder a su madre, Pilar Bardem, de quién habló con la voz entrecortada y dijo que lo acompaña ahora más que nunca en su día a día hasta la cuota de humildad que tuvo en el 2016 al presentar en Cannes la película The Last Face, dirigida por Sean Penn y coprotagonizada con Charlize Theron que fue un absoluto desastre. “La premiere de esa cinta fue como acudir a un funeral. Cuando llegó la hora del estreno el filme ya estaba muerto. Pero yo estaba riéndome mucho con lo que pasaba porque esto es lo que significa hacer cine, es como la vida, hay veces que las cosas salen muy bien y otras fatal y es parte del juego. Creo que está muy bien venir a un Festival de Cannes y que te abucheen porque te recuerda la humildad que hay que tener en esta profesión y que no todo son triunfos”, recordó el actor haciendo hincapié en uno de los momentos que cambiaron el mecanismo del Festival de Cannes pues desde esa ocasión en la que se dieron cuenta que el que la crítica viera las películas antes del estreno y pudiera “matarla” a través de las redes sociales, el Certamen galo cambió sus reglas e introdujo el famoso embargo que prohíbe hablar de las cintas hasta que sea su alfombra roja horas más tarde para evitar más descalabros como éste.
En el repaso de la carrera de uno de los actores más importantes de la actualidad no faltó su trabajo con Alejandro González Iñárritu en Biutiful, la película con la que ganó el Premio a Mejor Actor en Cannes en 2010. Para Bardem, interpretar a Uxbal en esa cinta es el papel más demandante que ha tenido en toda su carrera, “creo que se confabularon muchos elementos en ese personaje y en ese proyecto en el mismo tiempo y en el mismo lugar. Por un lado, era la primera película de Alejandro con una sola historia lineal de principio a fin. Todo el peso de la cinta recaía en un solo personaje y no en varios como en los otros filmes que había hecho siempre con tres historias diferentes y además era un guión muy dramático. Y Alejandro es un perfeccionista y es un director impresionante, es realmente uno de los mejores con los que he trabajado, pero te va a pedir ir hasta el fondo. Y para mí está bien hacerlo pero llegué al fondo de una forma en la que no lo esperaba. Rodamos durante casi seis meses. Es mucho tiempo de construir esa energía y cuando terminamos estaba exhausto. Pero cuando vi la película dije, ‘wow, es muy buena, es un buen trabajo’. Y es verdad que cuando vine aquí y la presentamos y me dieron el premio para mí fue uno de los momentos más importantes de mi carrera. Me sentí muy conmovido e impresionado además de que tuve la oportunidad de dedicárselo a mi mujer que estaba embarazada en ese momento y también estaba mi madre conmigo. Fue una noche hermosa. Siempre le estaré agradecido al Festival de Cannes por darme eso”, recordó.
Javier también contó cómo fue filmar en las Ramblas de Barcelona con personas reales en un único día de rodaje para hacer esas impresionantes tomas de la arteria más concurrida de la ciudad condal, “era una locura por todo el material que se tenía que conseguir en el poco tiempo que teníamos. Las personas eran filmadas y luego se les pedía el permiso para que cedieran los derechos de imagen o no. Podías sentir que era un momento peligroso, pero eso es a lo que me refiero cuando hablo de Alejandro, él realmente va por las cosas que quiere conseguir y no se deja aprisionar por nada. Pero cuando ves la película y te das cuenta de toda la verdad que hay en ella, realmente te toca de una forma distinta y es una experiencia. Fue un día de rodaje en el que todo el equipo estaba súper emocionado y nervioso porque había que estar a la caza todas esas horas y podías sentir que o te cuidabas o te podías lastimar porque los guardias y la policía que tenían que cuidar a la gente estaban muy metidos en el personaje, todos muy nerviosos. Podías sentir la realidad de la escena”, explicó el histrión para quién la adversidad en los rodajes es algo bueno porque salirse de la zona de confort es el resorte para la creatividad. Otro director del que habló fue de Almodóvar a quién dijo considerar como parte de la familia, “y lo mejor de trabajar con Pedro es él, porque es una persona súper divertida. Además, mi mujer lo adora”, bromeó. Agradeció también a Bigas Luna, pues con Jamón Jamón comenzó su historia de amor con Penélope pues fue en ese rodaje cuando ambos actores se conocieron, “aunque yo empecé a actuar por casualidad, cuando acompañé a un amigo a hacer un casting y el que dirigía la audición me dijo que si no quería probar frente a la cámara. Empecé como un pedazo de carne y luego, poco a poco, comencé a pensar en ello”, dijo entre carcajadas.
Otro momento importante fue cuando recordó lo que está pasando en Ucrania y una estudiante de cine le regaló una camiseta hecha por diseñadores de ese país para recaudar fondos para las familias afectadas. Sin dudarlo, Bardem la desempacó y tuvo consigo el resto de la charla. “Cuando estas cosas suceden (la guerra), me recuerdan lo vulnerables que somos. Estas familias estaban disfrutando del cine en los teatros, con sus hijos, llevando una vida normal hasta hace nada y en un solo día fueron bombardeados y todo cambió. Yo lo único que pido son pequeñas cosas. Nada grandioso. Poder estar en silencio, en calma, en paz. No ser tan ambicioso, ir paso a paso y respetar a los demás. Ser amado y si no estoy en lo correcto que me entiendan y entender a los demás. Nada más”, compartió en el encuentro en el que si algo dejó claro la estrella es que está plena.