Hay estudios y teorías que defienden que hacer listados mejora la capacidad de organización, ayuda a identificar tareas urgentes, a priorizar y, sobre todo, a sentirnos más efectivos.
También, se dice, ayuda a poner las cosas en una balanza más justa que la emocional. Y aunque hay listas de casi todo, la de las películas, casi obligada cada diciembre, es una reflexión obligada aunque a veces, injusta.
Este año, por ejemplo, tener que seleccionar sólo 10 filmes que lograran la cima de los primeros puestos fue doloroso porque la creatividad y la calidad de las piezas logradas este 2021 fue notable.
Ser forzada a elegir a sólo un puñado genera la sensación de poseer un reflector muy limitado para iluminar todas las historias que deberían estar entre las mejor contadas.
Paradójicamente, el ejercicio de reflexionar acerca del recorrido de las cintas durante todos estos meses provoca un cierto placer, también ayuda a mirar en perspectiva qué es lo que nos movió y a preguntarnos el por qué.
Al mismo tiempo, intriga pensar qué hizo que filmes grandiosos pasaran desapercibidos y comprobar que para quedarse en la retina no sólo hacen falta obras redondas sino que el momento en el que se estrenan las acompañe para que el eco de lo que cuentan esquive el olvido.
Al hacer un análisis de las películas que tienen en común la mayoría de las listas de los medios que marcan tendencia, sobresale confirmar que, por ejemplo, The Power of the dog, de Jane Campion, es una imprescindible en todas. Reconforta saber que el cine de imágenes grandiosas y personajes bien delineados sigue siendo un must.
También alegra ver que el género documental sigue dando obras que se hablan de tú a tú con la ficción. Tal es el caso de Summer of soul y The velvet underground. Se confirma que cuando algo es bueno, es casi imposible de refutar como la aclamada Drive my car.
Luego, como es sano, hay muchas elecciones que son discutibles pero que revelan una parte muy personal de quién las hace pues ver la lista de otro que te permite asomarte a una ventana de su intimidad.
Por eso es que a la tradición de las listas de los críticos se ha sumado la de invitar a celebrities de todos lo ámbitos a preparar las suyas y es así como podemos ver desde presidentes hasta economistas compartiendo sus rankings.
Después de hacer ese ejercicio anual de intentar recordar con justicia todas las creaciones que tuve el privilegio de ver y que lograron sobrevivir a la avalancha de la sobreinformación, confieso que leer las listas de los demás me divierte más que crear las mías.
Si tú pudieras leer la lista de los objetivos y sueños de alguien, ¿de quién sería? Sin duda alguna, yo elegiría poder leer la tuya.