Con esta frase el director alemán Wim Wenders tituló una de sus obras maestras. Y no encuentro mejor referencia para hablar de la importancia de las sutilezas al querer tratar asuntos espinosos en el cine y en cualquier forma de entretenimiento que tiene el impulso de aportar luz a temas relevantes. Con los tiempos que corren, lograr hilar tan fino la manera de contar historias para que nos calen profundamente y nos conmuevan sin darnos más bofetadas que las que ya nos da la propia realidad se ha convertido en un arte necesario. Siguiendo con la metáfora de las distancias, es imposible no hablar de Close, la cinta belga con la que su director Lukas Dhont nos apachurró el corazón en Cannes llevándose un merecido premio a la Mejor dirección porque además, lo hizo de forma bella y poética. Una genialidad teniendo en cuenta el tema que trata (bullying, suicidio adolescente, por mencionar algunos). Aún así, cuando ves este filme que ahora está entre los favoritos al Oscar como Mejor Película Internacional puedes disfrutar con las imágenes hermosas, los momentos entrañables, los claroscuros de la cotidianeidad, el calor de la comunidad, el consuelo de la fraternidad y la complejidad de las relaciones imperfectas pero auténticas que se entrelazan, bailan y abrazan como la vida misma. Porque nada es completamente luminoso ni opaco, mucho menos idílico.
Quizá por eso Close se queda tan dentro. Porque te envuelve sin que te des cuenta, te acerca a los personajes como lo haces a esos amigos que se te van volviendo indispensables y te habla de algo demasiado actual como es la tristeza, la soledad y la angustia en la que están sumidos muchos adolescentes hoy en día. A nuestros jóvenes parece estarlos rebasando la velocidad del mundo. La tiranía de las redes sociales los aísla con su espejismo de perfección absurda y mentirosa. Una fórmula cruel que multiplica la vulnerabilidad propia de su condición de seres en desarrollo. Alarman las estadísticas que señalan que, en Estados Unidos, según el CDC (Centers for Desease Control and Prevention) el suicidio es la segunda causa de muerte prematura en personas entre los 10 y 34 años de edad. Otra escandalosa cifra es la que indica cómo el 20% de los estudiantes de secundaria reportan haber tenido serios pensamientos de atentar contra su vida y que el 9% lo ha intentado.
En México la Encuesta Nacional de Salud (ENSANUT) reveló que, durante 2020, hubo un promedio de tres casos de muerte diaria de adolescentes por autolesiones. Tendencia que se mantuvo durante los dos años consecutivos. Escuchar estos datos provoca escalofrío, pero cuando se le pone un rostro a la estadística, se dimensiona la tragedia de este fenómeno. Y ese es el gran mérito de Close, que con delicadeza y arte te arropa para poder escuchar estos gritos desesperados y poner el acento en un tema del que poco se habla y al que la gente le rehúye pero que no por eso desaparece. Y es que en este mundo globalizado nos está enfermando estar tan cerca… y tan lejos.