Una mano guió a Sorrentino.

Nueva York. El director italiano está contento de estar en la carrera hacia su posible segundo Oscar (el primero lo ganó con La gran belleza en 2014). Esta vez lo hace con Fue la mano de Dios, un filme distinto a lo que siempre había caracterizado a sus cintas pues se aleja del surrealismo y los personajes excéntricos para contar una historia más íntima y dolorosa: la de su propia vida, truncada por la trágica muerte de sus padres cuando sólo tenía 16 años. Un hecho, que según el propio director contó en exclusiva a El Universal, lo convirtió en cineasta pues de otra forma nunca hubiera encontrado el cine como refugio, “sin la tragedia en mi vida, hubiera tenido que obedecer las reglas establecidas para mí. Pero después de la pérdida que tuve me encontré solo y con muchas ganas de vengarme de lo que me había pasado y el cine me dio la oportunidad de encontrar esa revancha”.

Sorrentino, según recordó, llevaba más de una década dándole vueltas a la idea de hacer este filme pero no estaba seguro de si una cinta tan personal podría ser interesante. Sin embargo, Roma, de Alfonso Cuarón, fue la pieza que después de verla lo hizo sentir que tenía permiso para llevar su propia historia a la gran pantalla. “Hay películas que he tenido la fortuna de ver en el momento exacto en el que estoy pensando cosas similares. Y esto me pasó con Roma porque es un filme con un balance perfecto entre la vida de Cuarón y las cosas que tienen un gran interés en la audiencia. Es una cinta mexicana capaz de conectar con todas las personas. Así es que Roma fue una gran estimulación para querer hacer mi película. Es algo que también me sucedió cuando estaba pensando en hacer una cinta acerca de política, Il Divo. Y en ese tiempo vi una película de Stephen Frears acerca de la Reina Elizabeth II, The Queen, y entendí cuáles serían las claves para escribir mi filme de la manera correcta”, explicó el realizador que con esta historia buscaba hacer catarsis, “cuando haces una película sabes que tendrás que hablar de ella durante muchos meses así es que después de cierto tiempo comienza a volverse aburrido seguir hablando de los mismos temas. Expresar tanto algo que te da tanto miedo abordar se convierte en cansancio y estar agotado de ello es una gran forma de alejarse de los problemas familiares. En ese sentido esta película fue muy útil para sanar”. Para el cineasta napolitano, “el sentido del humor lo es casi todo, por eso mi primera idea en cada película que he hecho ha sido que tengan cierta comedia. Reír es la única forma que conozco para estar en el mundo. No sé cómo podría navegar por la vida sin hacerlo”, aseguró.  

Nápoles es sin duda otro de los personajes principales del filme, “hay algunas ciudades que por muchas razones tienden a desaparecer en las películas, pero hay otras que son personajes en sí mismas. Y en cualquier escena que rodé en Nápoles la ciudad llegaba antes que los actores. No es sencillo filmar en este tipo de metrópolis porque no sólo tienes que dirigir a tus personajes sino también tienes otro muy grande que es la ciudad en sí misma. Así que simplemente filmé los lugares a los que yo pertenezco, a los que solía ir y a los que quería volver”, apuntó.

En numerosas ocasiones el director ha afirmado que hubiera deseado poder enseñarle esta película a Maradona, otro eje central de la historia, pues fue precisamente la afición del cineasta al astro del fútbol lo que le salvó la vida pues el fin de semana en el que sus padres murieron en la casa de campo en la que debería haber estado acompañándolos, Sorrentino decidió quedarse en Nápoles para ver un partido en el que su ídolo argentino jugaba. De haber podido compartir con él este proyecto, nunca le hubiera preguntado nada, “porque los humanos no deben hablar directamente con Dios”, dijo con picardía. A sus 51 años, este virtuoso contador de historias quiere tomarse con calma el siguiente proyecto porque siente que ya ha hablado de todos los temas que le interesaban y no cree en repetir lo mismo de formas diferentes. Mientras tanto está disfrutando la experiencia que conlleva la nominación a un Oscar, “es un juego divertido. Y creo que en este momento histórico es muy sano que se tenga un evento como éste porque le recuerda al mundo que también es importante   ver a viejos amigos y que en la vida hay cosas que brillan. Es una opción maravillosa para escapar de las preocupaciones”, finalizó.

Entrevista publicada en El Universal. 18 de marzo de 2022.